Marybeth Roe
nació el 11 de septiembre de 1942 en Duanesburg, un pequeño pueblo del estado
de Nueva York. Su infancia fue una soledad continua. Su padre, Alton Roe,
trabajaba para la General Electric. Fue una alumna aventajada, pero su padre
siempre la menospreció. La trataba con indiferencia y nunca le demostró amor.
Por si fuera poco, sus compañeros de escuela se burlaban de ella, aunque
intentaba ser amigable. Fue convirtiéndose poco a poco en una mujer solitaria y
resentida, pero, sobre todo, con una enorme necesidad de amor y atención.
Marybeth obtuvo
un trabajo como enfermera en el Hospital Ellis en Schenectady. Se casó en 1965
con Joe Tinning, un analista de sistemas de la planta de General Electric en la
cercana Schenectady. Él y Marybeth Tinning eran miembros respetados de varias
comunidades de la zona. Se mudaban frecuentemente.
La General
Electric
Tuvieron dos
hijos. Joe quedó encantado cuando Mary le informó que había quedado embarazada
por tercera vez. En diciembre de 1971, nació una pequeña niña, Jennifer. Murió
estando todavía en el hospital. Los Tinning estaban comprensiblemente
consternados. Sólo más tarde pudieron asegurar los investigadores con un cierto
grado de certeza, que la muerte de Jennifer fue la única muerte de los hijos de
los Tinning que no era sospechosa.
En el funeral,
los amigos y vecinos se volcaron en atenciones hacia Marybeth. Le prestaron
toda la atención que no había tenido en toda su vida. Tanto cariño la aturdió,
pero la hizo sentirse plena y dichosa. No sabían que sus amabilidades iniciaban
una matanza sistemática que duraría varios años. Antes de partir hacia el
sepelio, Marybeth comenzó un extraño ritual: lavó y planchó perfectamente toda
la ropa que le habían comprado a su bebé. Luego la dobló y guardo cuidadosamente,
junto con sus juguetes, en una caja de cartón. Selló la caja y la guardó en su
casa.
El cementerio
Diecisiete días
después de la muerte de Jennifer, el hijo de Joe y Marybeth Tinning, Joseph, de
dos años, moría. La gente, consternada, acudió al sepelio de la mujer que
perdía a otro hijo en apenas dos semanas. Esta vez hubo aún más cariño: una
madre no merecía sufrir tanto. El ritual se repitió: lavó, planchó, dobló y
guardó la ropa, colocó los zapatos del chico y sus juguetes en otra caja de
cartón, que ocupó un lugar junto a la primera caja.
Joseph Tinning
jr.
El 2 de marzo de
1972, Barbara, de cuatro años seguía a su hermano a la tumba. Los vecinos y
amigos estaban consternados; no sabían cómo aliviar tanto dolor a la familia
que sufría de aquella manera. En menos de tres meses, los tres niños habían
sido arrebatados a sus devotos padres. Los amigos ofrecían sus condolencias.
Los parientes consolaban a los Tinning. Y Marybeth, antes del nuevo entierro,
realizó su ritual, obteniendo una tercera caja.
La pequeña
Barbara poco antes de morir con su madre, Marybeth Tinning
Aquellos que
conocían a la familia quedaron deleitados cuando, nueve meses más tarde,
Marybeth dio a luz a un varón, Timothy Tinning. Su alegría duró poco. Catorce
días después de que Timothy entrara a este mundo, moría. La muerte fue
atribuida al Síndrome de Muerte Infantil Repentina.
La preocupación
de amigos, parientes y vecinos se convirtió en un rumor. ¿Era posible que los
Tinning estuvieran maldecidos con genes defectuosos que dejaban a sus hijos con
enfermedades inexplicables?
Un año y medio
después de la muerte de Timothy, Marybeth paría a su quinto niño. Nathan murió
el 2 de septiembre de 1975. Por primera vez, los médicos y autoridades locales
tuvieron sospechas. Nathan había sido un niño saludable. Como en todas las
muertes de los Tinning, se realizó una autopsia y, como siempre, la muerte fue
atribuida a causas naturales. También, como en todos los casos, Marybeth
realizó el ritual con las posesiones de sus hijos.
El Dr. Robert
Sullivan, del Schenectady County Medical Examiner, supo de las tragedias que
parecían perseguir a la familia como una maldición. Realizó una completa
investigación de la muerte de Nathan, pero no pudo encontrar nada malo.
Cualquier sospecha que él tuviera era disipada por los Tinning, quienes
insistían en que se realizaran exámenes en todas las muertes de sus hijos.
Además, los
Tinning eran ciudadanos respetables. Marybeth no tuvo más hijos por tres años y
medio. Entonces vino Mary Frances, quien murió a los tres meses y medio.
Mary Frances
Tinning
Diez meses
después nacía Jonathan. Murió a la edad de tres meses. Los Tinning, culpándose
a sí mismos por la pérdida de sus hijos naturales, intentaron quebrar la serie
de muertes adoptando un niño negro, Michael.
Jonathan Tinning
Ese fue el punto
de quiebre. Un año más tarde, en marzo de 1981, Michael moría. La muerte de
Michael fue diferente. Aquí no había genes defectuosos. El niño había sido
adoptado. Una autopsia indicó que la causa de la muerte era una neumonía viral.
Los pediatras y asistentes sociales le contaron a la policía de sus sospechas y
sugirieron que si alguno de los hijos futuros de los Tinning muriera, un
patólogo forense debía ser llamado al caso. Las autoridades sospechaban tanto
que lograron que se exhumaran los cuerpos de Timothy y Nathan. No se descubrió
nada extraño.
Michael Tinning,
el hijo adoptado
Pasaron tres
años sin novedades. Luego, por octava vez, Mary quedó embarazada. El 20 de
diciembre de 1985, cuatro meses después de su nacimiento, Tami Lynne moría.
Siguió una intensa investigación. No se encontró nada que implicara a Marybeth,
de quien ahora todos sospechaban que mataba a sus hijos.
Tami Lynne
Tinning
Sin tener en
cuenta la falta de pruebas en la serie de muertes, dos detectives tomaron a su
cargo recoger a Marybeth, llevarla a los Cuarteles Centrales de la Policía del
Estado en el cercano Loudonville e interrogarla exhaustivamente.
Después de ser
interrogada por diez horas, Marybeth confesó haber matado a tres de sus hijos:
Timothy, Nathan y Tami Lynne. Fue arrestada y acusada de asesinato.
El arresto de
Marybeth Tinning
Después de pasar
un mes en la cárcel, Marybeth fue liberada bajo una fianza de 100.000 dólares.
Inmediatamente realizó procedimientos en la Corte para que su confesión fuera
considerada inadmisible en el juicio por asesinato que vendría. Su marido, Joe,
quien en ningún momento fue sospechoso de alguna mala acción, estaba
comprensiblemente alterado de que su esposa hubiera sido interrogada por un
período tan largo de tiempo sin su conocimiento y sin estar un abogado
presente.
Marybeth no tuvo
éxito en su pedido de que su confesión fuera declarada inadmisible. En 1987,
fue sometida a juicio por el asesinato de Tami Lynne. Durante su juicio, el
jurado oyó su confesión como le había sido contada a los detectives. Al
describir cómo había asfixiado a Timothy, Nathan y Tami Lynne, dijo que lo
había hecho "con una almohada, porque no soy una buena madre". Estaba
claro que la confesión era verídica y que Marybeth había asesinado a casi todos
sus hijos, excepto al que murió primero.
Marybeth había
dado a los detectives todos los detalles de la noche en que tomó la vida de
Tami Lynne. Llegó a la casa a las 20:35 horas, después de haber estado de
compras con una amiga. Su amiga, al igual que su suegra y su suegro, quienes
habían estado cuidando el bebé, se fueron a las 21:30. Puso a Tami Lynne de
cuatro meses en la cuna. Marybeth relató:
"Intenté
darle el biberón, pero no lo quería. Ella alborotó y lloró por una media hora.
Finalmente se durmió. Entonces me fui a la cama".
Joe se acostó a
las 23:00 horas. La pareja charló por unos momentos:
"Estaba por
dormirse cuando Tami se despertó y empezó a llorar. Me levanté y fui a la cuna
e intenté hacer algo con ella para que dejara de llorar. Finalmente, usé la
almohada de mi cama y la puse sobre su cabeza. Lo hice hasta que dejó de
llorar. Cuando finalmente levanté la almohada, ella no se movía. Le grité a Joe
y le dije que Tami no estaba respirando".
La confesión fue
un escalofriante relato de un asesinato a sangre fría. Se diagnosticó que
Marybeth sufría el Síndrome de Munchausen por Poder. El 19 de julio de 1987,
Marybeth Tinning fue encontrada culpable del asesinato en segundo grado de su
hija Tami Lynne. Fue sentenciada a veinte años de prisión en la cárcel para
mujeres en Bedford Hills, en Nueva York. Su emplazamiento para libertad
condicional fue en marzo de 2009. Y como macabro colofón, Marybeth fue empleada
en la guardería de la prisión.
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